En muchos momentos, el casco urbano del municipio de Alejandría estuvo literalmente tomado por los paramilitares. El puñado de agentes de la Policía Nacional asignado al pueblo permanecía casi siempre en el parque principal y en los alrededores. Para muchos ciudadanos, a la impotencia para actuar se sumó la complicidad con los ilegales.
“Los paramilitares casi siempre eran de civil por ahí. Uno los distinguía porque decían: ‘Cómo le parece, fulano se volvió paraco’. O ‘aquel se metió con los paracos’. Ellos andaban muy tranquilos por ahí asustando a cualquiera. Cuando estaban los borrachos molestando o incluso sin hacer nada, les sacaban el arma en la calle y los amenazaban. Ya eran ellos los que mandaban, la Policía no hacía casi nada.
El día que mataron a una la señora a las diez de la
mañana, la Policía subió dando tiros al aire. La Policía tenía ahí adelantico a
los paracos que iban a pie, pero no bregaban ni siquiera a alcanzarlos. Yo digo
que los policías eran cómplices porque no hacían nada para evitar que ellos
mataran a la gente.
En el pueblo casi no había Ejército, de pronto
cuando ocurrían masacres aparecían por ahí, llegaban como por las tardes. Si
pasaba algo por la noche, al otro día era larga la fila de soldados que veía
uno bajar porque llegaban en volquetas, pero no como para decir que iban a
sacar a esa gente que nos estaba matando”.
Por solicitud suya se guarda la identidad de quien dio este testimonio.
Octubre de 2014
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